En unos días te ibas a Japón y estábamos peleando porque según tú yo no te quería, y a mí se me hacía irreal tener que demostrártelo después de tantos años de noviazgo. Según yo la única manera de medirlo era ver cuánto sufrías cuando la relación terminaba, y los dos sabíamos lo mucho que nos dolió todas las veces que terminamos y por eso acabábamos volviendo. Aunque las cosas cambian, y quizá ya no estábamos tan seguros de cómo nos sentíamos en el fondo.
Antes no podíamos decir que no nos queríamos mucho. Como cuando una vez te quedaste conmigo aunque no tenía colchón y nos dormimos luego de una cogidota en la base pelona de la cama, o cuando me mudé contigo y solo nos alcanzaba para cenar frijoles de lata con tortillas y a pesar de eso yo era inmensamente feliz. Lloramos juntos cuando nuestro perrito se perdió y también cuando el chavo del que nos enamoramos los dos se fue enojado y creímos que ya no volvería a hacer tríos con nosotros. El video en el que te decía que te amaba mientras te estaba ensartando tenía literalmente miles de vistas. Te quería tanto que siempre volvía a ti a pesar de todo. Incluso te di una clase especial de japonés para putear para que aprovecharas al máximo tu viaje.
Recordé qué podría convencerte de que en el fondo sí te quería. Esa vez que estaba sedadísimo por la anestesia general y tú estabas a mi lado esperando a que volviera en mí, lo único que hice fue (yo no lo recuerdo, eso me lo contaste tú) empezar a jugar con tu barba mientras te decía cosas tiernas como que te quería muchísimo y que verte siempre me alegraba y que estar contigo me hacía muy feliz y que cuando no estabas te extrañaba muchísimo y era la verdad. Si cuando no podía pensar en nada y estaba en automático -como un animalito- no estaba diciendo lo que realmente sentía en el fondo de mi corazón, ¿entonces cuándo?
De todos modos no me creíste, y fue triste porque terminamos de manera definitiva más tarde ese mismo año (el último día que Peña Nieto tuvo el poder: cuando los analistas políticos decían que AMLO cumplía tantos meses de mandato yo decía eso es lo que llevo soltero). Pero para mí que rompiéramos también era señal de que te quería muchísimo. Yo podría aguantar lo mucho que me dolía lo que hacías, pero tú no merecías estar con alguien que no te hace feliz ni te puede demostrar que te quiere.
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